*Esta columna fue publicada en El Mercurio el 9 de junio de 2021.

Por Enrique Molina, Director Ejecutivo de Expande.

Chile cuenta con un portafolio de proyectos mineros para el período 2019-2028 (Cochilco) con un potencial de inversión de US$72 mil millones, donde el 70% estará enfocado en proyectos brownfield, es decir, con foco en la explotación de yacimientos actualmente en operación, lo que significará una baja importante en la calidad de las reservas en términos de: menor ley de cobre y aumento de movimiento de material para producir lo mismo; mayor contenido de impurezas; aumento de dureza y, por ende, mayor consumo específico de energía; profundización de los yacimientos; que en el caso de los rajos, se traduce en mayor distancia de transporte y el aumento de la razón lastre/mineral. 

Esto nos lleva a pensar que la lógica del “gigantismo” en el que ha estado involucrada la industria en los últimos años (grandes CAEX, equipos, molinos, etc) tendrá aportes de productividad acotados siendo necesario una mirada distinta, donde la digitalización permitirá abordar no solo la productividad desde el punto de vista del control de la variabilidad (minerales, minas, detenciones, etc), que al final del día genera pérdidas de eficiencia, sino que también desde la óptica del trabajo seguro y sustentable; continuidad operacional y medioambiente (eficiencia en el uso del agua, huella de carbono, gestión de residuos). 

Tecnologías digitales

En América Latina hay consenso sobre el potencial de agregación de valor que representan las tecnologías digitales. El estatus en cada país es asimétrico y responde en forma proporcional al tamaño de las compañías y al sector minero específico.  

En Chile, la gran minería está avanzando de manera acelerada en incorporar tecnologías digitales en sus procesos en forma transversal y en todas sus áreas de negocio. Es más, nuestro país cuenta con un ecosistema de proveedores que ha desarrollado capacidades en diversos ámbitos que facilitan la incorporación de la digitalización industrial, tales como: desarrollo de nuevos sensores e inteligencia en el procesamiento de gran cantidad de datos para transformarlos en información útil a través del uso de sofisticadas herramientas como maching learning, inteligencia artificial, además de la incorporación y desarrollo de gemelos digitales por nombrar algunos.   

Lo anterior ha facilitado la implementación de los Centros Integrados de Operaciones (CIO) que centralizan varios procesos unitarios que forman parte de la cadena de valor del negocio minero con el objetivo de buscar el óptimo global del proceso a través de la toma de decisiones oportunas para reducir las ineficiencias generadas por la variabilidad natural en la calidad de minería, así como también para reaccionar a tiempo ante situaciones operacionales que afectan la continuidad operacional de los procesos, logrando con ellos asignar de manera eficiente todos los recursos disponibles, capturando y agregando valor al negocio. 

Innovación, la clave

Sin embargo, para acelerar la incorporación de este tipo de tecnologías, es importante posicionar la innovación como eje y palanca de cambio para la sostenibilidad del negocio.  

Para esto, fomentar programas internos de upskilling y reskilling,  que aseguren una implementación y utilización adecuadas de las nuevas tecnologías, es un pilar fundamental para que éstas aporten con los beneficios esperados. Además, esto será de vital importancia para responder a la demanda de las nuevas ocupaciones (desarrollo de nuevas tecnologías, mantención y operación, servicios de soporte, etc) lo significará nuevos puestos de trabajo que beneficiarán y abrirán nuevas oportunidades a mujeres y jóvenes.   Aquí es fundamental también fomentar una mayor sinergia entre el sector público, formativo y productivo para que los centros de educación alineen sus contenidos con las necesidades de la industria minera, potenciando la calidad y pertinencia de los programas educativos. En este sentido, iniciativas como Eleva, desarrollada por Fundación Chile y el Consejo de Competencias Mineras (CCM) son clave para orientar trayectorias formativo-laborales exitosas en estudiantes y trabajadores, y responder a la demanda del sector minero ante este nuevo escenario tecnológico.  

Por otra parte, es clave posicionar a la innovación abierta como un acelerador del proceso de captura de valor que favorezca el desarrollo de un ecosistema capaz de responder a la demanda tecnológica del sector aprovechando las capacidades tecnológicas disponibles en nuestro país. Es precisamente aquí donde como Expande hemos venido trabajando arduamente en los últimos 4 años, en estrecha colaboración con diversos actores, de manera tal de fomentar más y mejores oportunidades para el desarrollo de un ecosistema local de proveedores a partir de los desafíos competitivos que intermediamos con nuestras compañías mineras socias Antofagasta Minerals, BHP, Codelco y Teck (80% de la producción de cobre), que han resultado en el lanzamiento de más de 200 desafíos. 

Por último, la transformación digital es un factor de cambio cultural empresarial que no solo involucra la adopción de tecnologías sino también una nueva estrategia de negocio y un nuevo tipo de organización más eficiente y permeable al cambio que induce la digitalización, siendo las personas quienes habilitarán este camino.