Por Enrique Molina, Director Ejecutivo de Expande/ Publicada en edición Diciembre de Revista Minería Chilena.

En los últimos 25 años, el desarrollo de la industria minera ha experimentado un crecimiento sorprendente.  Mientras que en el año 1996 participábamos del 28% del mercado mundial, en el año 2000 nos posicionamos como primer productor mundial de cobre con una participación del 35%. 

¿Dónde estamos hoy? En materia de posicionamiento de mercado, seguimos siendo el primer productor de cobre a nivel mundial, pero con una menor participación (27%) y una producción anual similar al año 2013 (en torno a 5,8 millones de toneladas de cobre fino) a pesar de que en los últimos 7 años ha habido importantes inversiones, las que en su mayoría han estado orientadas a proyectos de aumento de extracción y tratamiento para compensar la caída de leyes.

¿Qué vemos a futuro? Importantes flujos de inversión pública y privada para materializar una cartera de 31 proyectos por un monto total de 65 mil millones de dólares que permitirá incrementar la producción en 27%, equivalente a 7,4 millones de toneladas de Cu  mina, donde los proveedores seguirán teniendo un rol importante en la sostenibilidad y desarrollo de nuestra industria y por ende, podrán optar a grandes oportunidades para convertir sus competencias y desarrollos tecnológicos en una industria global que permita diversificar la matriz productiva de Chile, convirtiendo a nuestro ecosistema en un generador de conocimiento y valor a través de soluciones tecnológicas globales.

Bajo este contexto, las compañías mineras seguirán demandando soluciones tecnológicas en los ámbitos de seguridad de las personas y sus activos, productividad y gestión operacional para hacer frente al deterioro de la calidad de las reservas mineras. Además, se intensificará la responsabilidad con el medio ambiente y la producción “verde”, donde veremos la masificación en el uso de energías renovables no convencionales, siendo el hidrógeno verde un importante actor.

En conclusión, tendremos una minería con mayor digitalización no sólo en los procesos productivos, sino que también será necesario disponer de tecnologías que faciliten la constructibilidad de los nuevos complejos minero-metalúrgico, donde vemos que se abrirán oportunidades en materia de construcción modular, ciencia de los materiales, impresión 3D.

En Expande vemos con optimismo el futuro de nuestra industria extractiva y un ecosistema sofisticado que ofrecerá soluciones a todos y cada uno de los desafíos que se presenten. El futuro es nuestro y por ello, nuestra invitación es continuar trabajando de manera colaborativa, donde la alianza público-privada y la innovación abierta harán realidad una industria próspera y sostenible.